ARREPENTIMIENTO Y DOLOR 

 ¿Cuál sería la verdadera razón?
Tus labios, tu espalda, tus pecas, tus ojos, tu pelo...
¿Cuál de tus múltiples talentos sería el que me enamoró?
Tu forma de tocarme, la forma en la que movías los labios al besarme, tu cara cuando te besaba el cuello, tu forma de mirarme, tu modo de acariciar mi espalda...
¿Qué sensación de todas las que me provocabas sería mi favorita?
Mi pelo erizándose al verte, las famosas mariposas apareciendo en mi interior, mi mente dándole vueltas a tu cuerpo sobre el mío...
Pero todo da igual.
Tenías razón.
¿Yo quería apostarlo todo? Sí.
¿Tú querías jugar? Sí. Y jugamos. Pero cuando acabamos ardiendo en un fuego incontrolable, te alejaste diciendo que ya no me querías, cuando los dos sabíamos que no vivíamos para decirnos que nos queríamos. Nosotros nos queríamos mientras le dejábamos al azar decidir nuestra vida.

 Ahora solo me queda el arrepentimiento de haberte dado explicaciones, mientras tú corrías a oscuras para que yo no viese tus pisadas.
El arrepentimiento de haberte pedido perdón sin haber hecho nada, mientras le besabas las ganas a otra alma engañada.

 Ahora solo me queda el dolor de haberlo dado todo recibiendo nada.
El dolor de haberte querido más que a mí misma.

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